Equinoterapia

La equinoterapia es la educación, re-educación y rehabilitación de personas con necesidades individuales por medio del caballo.

Es un método terapéutico con indicaciones y contraindicaciones, en ningún caso sustituye a otro tratamiento de rehabilitación, por el contrario, es considerado un complemento y un acompañamiento para el jinete o amazona.

Sin dudas la eficiencia de la equinoterapia, responde a numerosos factores, pero hay uno solo que realmente marca la diferencia: nuestros caballos, ellos son los verdaderos terapeutas.

CHASTO

Pony leal, amable y muy curiosa. Se crió desde potranca en los terrenos del centro, por lo que se considera dueña y señora del lugar. Es una excelente compañera de trabajo para niños montados y para trabajar pie a tierra.

NELSON

Pony inteligente e introvertido, nacido en los cerros de San Felipe. Es muy juguetón y le gusta relacionarse con personas sensibles y pacientes, estableciendo con ellas una relación respetuosa y negociadora.

Historia

La relación hombre – caballo es única, a lo largo de la historia muchos pueblos entendieron que el caballo era más que un animal de supervivencia y transporte, Hipócrates (460-470 a.C.), médico griego, recomendaba el uso del caballo porque regeneraba el espíritu y preservaba al organismo de muchas enfermedades.

Desde entonces se reconoce a la equinoterapia como un método terapéutico integral, que utiliza al caballo y su entorno  para la rehabilitación, integración y desarrollo físico, psíquico, emocional y social de personas en situación de discapacidad o con necesidades especiales.

A partir del Congreso Internacional de Hamburgo (1982), la rehabilitación ecuestre, se divide en tres disciplinas, que pueden constituir un mismo proceso de rehabilitación o bien ser parte de una selección clínica, en base a las distintas características o gravedad de una determinada patología.

Hipoterapia

Es el área que emplea al caballo con pacientes que no pueden llevar el control de este, la responsabilidad del manejo es del monitor ecuestre, la persona recibe la terapia bajo las instrucciones y/o supervisión del terapeuta, más un auxiliar. Esta dimensión de la equinoterapia está dedicada a la rehabilitación física y mental; es preponderantemente médica ya que la monta se utiliza como fisioterapia y  está indicada principalmente para personas con disfunciones neuromotoras de origen neurobiológico, traumático o degenerativo.

Monta terapéutica

El caballo puede y es controlado por el jinete bajo la supervisión del terapeuta y el cabestreador. Esta área se dedicada a la rehabilitación psicológica, emocional y física, por lo que la psicología se suma al trabajo médico y adquiere mucha importancia en el tratamiento de disfunciones físico-psico-sociales.

Equitación adaptada o paraecuestre

Es una disciplina ecuestre para personas en situación de discapacidad. La monta a caballo se realiza como deporte, esto entrega la oportunidad de integrarse a la vida deportiva a personas con discapacidad física, cognitiva o sensorial. Los jinetes y amazonas son clasificados en grados, acorde a su discapacidad para que de esta forma se compita más equitativamente.

Principios terapéuticos

En los niñ@s la equinoterapia propicia la estructuración de la personalidad, favorecen la evolución y adaptación de los comportamientos motores, afectivos, sociales y cognitivos, de cada individuo con su entorno, en una relación dialéctica sujeto – cuerpo – entorno.

En su libro “Equinoterapia, la rehabilitación por medio del caballo”, Edith Gross (Trillas, 2006) expresa que existen tres principios terapéuticos en esta intervención que ayudan o integran lo explicado anteriormente:

Transmisión del calor corporal del caballo

El cuerpo del caballo alcanza durante su movimiento hasta 38,8º C, el cual  se aprovecha como un instrumento calórico para distender y relajar musculatura, ligamentos y también para estimular la sensopercepción táctil.

Se propone una monta con cojinillo y si es posible a pelo, lo que permite que el calor del animal se transmita al cinturón pélvico y a los miembros inferiores del paciente. Esto favorece en gran medida el relajamiento de los músculos de las piernas y glúteos, logrando un notable efecto distensor de larga duración, elasticidad, estimulación sensorial y aumento de la estimulación del sistema circulatorio.

Del mismo modo este contacto y valor del caballo, tienen gran importancia terapéutica en el área psicológica, promoviendo sentimientos de seguridad, amor y protección para poder reconstruir la autoconfianza y aceptación de uno mismo.

Transmisión de un patrón de locomoción similar a la marcha humana.

El movimiento del caballo provoca en el jinete oscilaciones diversas (retroceso y avance, inclinaciones laterales, rotación, elevación y descenso), con los consecuentes beneficios para el usuario de equinoterapia. El patrón fisiológico de la marcha humana, que el paciente realiza durante la monta, se graba en el cerebro y con el tiempo se automatiza, lo que posibilita su transferencia a la marcha pedestre.

El desplazamiento del equino, moviliza el centro de gravedad del jinete con una cadencia variable, rítmica y repetitiva. La variabilidad de la marcha del caballo (al paso, trote o galope) posibilita terapéuticamente graduar las sensaciones que recibe el paciente estimulándolo y ayudando a mejorar. Cada paso completo del caballo impone movimientos de la cadera de derecha-izquierda, arriba-abajo y adelante-atrás, con el agregado de la rotación correspondiente para mantener el equilibrio.

Transmisión de impulsos rítmicos del lomo del caballo al cuerpo del jinete

Los impulsos rítmicos del lomo del caballo, al montarlo, se transmiten al cinturón pélvico, columna vertebral y a los miembros inferiores del jinete o amazona. El andar al paso permite la transmisión  de 90 a 110 impulsos por minuto a la pelvis del jinete; éstos a su vez aumentan en cantidad e intensidad al trote.

Los músculos lumbares y ventrales del caballo, que se contraen y distienden alternativamente en forma rítmica y regular, tanto al paso como al trote, son los movimientos que generan estos impulsos. El movimiento hacia delante fuerza al cinturón pélvico del jinete a adaptarse al movimiento basculante del animal, propagando hacia arriba, por medio de la columna vertebral hasta la cabeza, los impulsos fisiológicos que generan reacciones naturales de equilibrio y enderezamiento del tronco, regularización del tono muscular y el desarrollo del movimiento coordinado.

Desde la psicoterapia, mejora la confianza primaria en sí mismo y en el mundo que rodea al paciente, provocando en este una amplia gama de experiencias psicosensoriales.

Áreas

Perceptivas: Estructura espacio/temporal, sentido rítmico, estimulación sensorial, desarrollo sensoperceptivos, neurosensoriales.

Adquisición:  Aprender a cuidar del caballo, colaborar en las tareas de higiene, diferenciar los distintos utensilios que se emplean para limpiar al animal, conocer el equipo del caballo y su orden de colocación, subir y bajar del caballo, aprender a conducirlo en sus diferentes aires (paso, trote, galope) y montar con o sin silla.

 

Áreas de intervención y objetivos

Regulación del tono muscular, inhibición de reflejos tónicos y movimientos asociados, automatización del patrón de locomoción, estabilización de tronco y cabeza, incremento de la elasticidad, agilidad y desarrollo del sistema propioceptivo. Reacciones de equilibrio, coordinación, inhibición de las actitudes reflejas corporales anormales. Disociación, motricidad gruesa y motricidad fina, desarrollo de las praxias.

Estimulación de la peristalsis intestinal, estimulación del sistema circulatorio. Aumenta la capacidad pulmonar mejorando la respiración. Normaliza la presión arterial. Permite la maduración neuroendocrina.

Mejorar la autoestima, sentimiento de autoeficacia, regulación emocional y control de impulsos, potenciar el sentimiento de normalidad, mejorar la capacidad de atención, concentración y memoria.

Estructura espacio/temporal, sentido rítmico; integración sensorial, desarrollo sensoperceptivos, neurosensoriales.

Relacionarse con personas que no pertenecen a su entorno familiar o escolar, crear relaciones de amistad con compañeros, desarrollar el respeto y el amor hacia los animales y multiplicar sus vivencias.

Mejorar la comunicación gestual y oral, aumentar el vocabulario, fomentar la construcción lingüística y mejorar la articulación de las palabras.

Aprender a cuidar del caballo, colaborar en las tareas de higiene, diferenciar los distintos utensilios que se emplean para limpiar al animal, conocer el equipo del caballo y su orden de colocación, subir y bajar del caballo, aprender a conducirlo al paso, al trote, al galope y montar con y sin silla.

¿Por qué el caballo?

“No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
yo soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma”

(Invictus, W.E. Henly)

Por sus características físicas, su forma de andar y sus atributos sensoriales, el caballo se ofrece como un inmejorable medio de rehabilitación, integración y desarrollo. El vínculo que propicia el caballo fomenta los estímulos afectivos, la relación con el propio cuerpo y favorece la sociabilización.

Los caballos no discriminan, no juzgan, no necesitan hablar, reconocen el cariño y lo retribuyen.
¿Qué más se puede pedir de un terapeuta?

Los caballos poseen características musculares únicas y representa para su jinete más que un medio de locomoción, significan la libertad de movimiento, la potencia y la fuerza. Son una fuente inagotable de estímulos, que actúa a nivel motor, sensitivo, cognitivo, educacional, afectivo y emocional.

Al ser animales que viven en manadas, su comportamiento social es armonioso y equilibrado, sus conductas se desarrollan para el bienestar y la supervivencia de su especie; son expertos en la comunicación no verbal. Lo anterior facilita que respondan a las emociones y necesidades de sus jinetes o amazonas, ya que pueden actuar en resonancia con el sistema límbico humano, reaccionan solo al comportamiento y las emociones del paciente y no están sesgados por la apariencia física, sus defectos, su discapacidad, trastorno o los errores del pasado.